
LOS DOS ERUDITOS*
En Damasco vivían dos, sin par, eruditos.
Cada uno de ellos al contrario humillaba,
pues uno era creyente y el otro a Dios negaba.
Un día, en el mercado, se enfrentaron a gritos.
Ya pasadas tres horas, separáronse ahítos.
Esa noche el ateo con fervor se culpaba
y pedía perdón; mas el otro abjuraba
de su fe, y aplicaba fuego a sus manuscritos.
Aún más, el creyente renegó del Eterno,
y el ateo, en la iglesia, se postró ante el altar
suplicándole a Dios librarse del infierno.
Moraleja: Los sabios que no pueden hablar,
casi siempre padecen un gran conflicto interno.
El que quiera crecer, que procure escuchar.
Antonio Pinedo ©
06-11-08
(*) Este poema está basado en un texto con el mismo nombre del poeta y filósofo libanés Gibran Khalil Gibran
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