domingo, 10 de enero de 2010

Humano Perfecto




HUMANO PERFECTO

El demonio, que es tu amigo,
no es un humano “perfecto”,
y equivoca su trayecto
queriendo infligir castigo.

Muchas veces soy mendigo
del aplauso y del afecto,
más si empiezo algún proyecto
y al final, no lo consigo.

Si en el foro me prodigo
descubriendo algún defecto,
yo presumo de ser recto
y nunca a nadie atosigo.

Hacer lo opuesto conmigo
no me parece correcto;
y se hunde mi intelecto
si de esto soy testigo.

Mas yo la esperanza abrigo
de que olviden este aspecto,
y me enseñen el prospecto
para poder reírme de mi ombligo.

Cole ©
08-03-09

sábado, 19 de diciembre de 2009

Un Magnífico Poeta




UN MAGNÍFICO POETA

Un poeta se acerca a la excelencia,
cuando siente que es:

Un espacio infinito y muy placible
como el mar, sin orilla limitante;
el calor de la atmósfera abundante,
un fuego eterno o luz inextinguible.

Como un viento calmado o huracán,
para el cual no tenemos asidera;
un gran árbol florido en Primavera,
o los brotes marchitos del zaguán.

Un arroyo pequeño y cantarín
o un inmenso caudal de aguas maduras;
una cima muy alta con blancuras,
la colina desnuda y alevín.

Si, además, él practica la indulgencia,
sin dudarlo después:

Hacia el niño que vive con su madre
o el hombre que protege a su familia;
hacia el viejo que acepta su vigilia,
o a la entrega del joven al desmadre.

Al cristiano en su templo, embelesado,
más al reo encerrado en la prisión;
al que tiene en los libros su afición
o hacia el hombre ignorante y desdichado.

A la monja que sufre, dividida
entre las vivas flores de su fe
y las frías espinas del corsé,
que le impone su vida tan transida.

A la hetaira atrapada entre las garras
de su necesidad y los colmillos
de su debilidad con muchos brillos,
coartando su arbitrio con amarras.

Al mendigo atrapado entre su pena
y su más que obligada sumisión;
o hacia el rico de blando corazón,
que nutre su codicia tan obscena.

Si de todo lo escrito se conciencia,
Sólo entonces, tal vez

“Es un poeta magnífico”

Antonio Pinedo ©
06-11-08

lunes, 7 de diciembre de 2009

Las Ostras




LAS OSTRAS*

Una ostra le dijo
a otra ostra vecina:
“Tengo dentro un dolor;
es redondo y lastima”.

Replicó la otra ostra,
soberbia y complacida:
“¡Alabemos a Dios!
Yo no sufro agonías
y me siento completa”.
Un cangrejo que iba
escuchó a las dos ostras,
y de forma tranquila,
le dijo a la segunda:
“Sí, te sientes muy digna,
mas el pesar de élla
es la perla deífica”.

Antonio Pinedo ©
13-11-08


* Este poema está basado en un texto con el mismo nombre del poeta y filósofo libanés Gibran Khalil Gibran

martes, 24 de noviembre de 2009

La Granada


LA GRANADA*

Vivía en el corazón
de una vistosa granada,
y estaba feliz, pues era
una comunidad amplia.
Un día escuché decir
a una semilla castaña:

“Algún día seré un árbol
robusto y con fuertes ramas;
en ellas bailará el viento
y cantarán las cigarras”.

Luego, otra semilla habló,
respondiéndole en voz alta:
“Cuando era como tú, joven,
también lo mismo pensaba;
mas ahora que soy vieja,
veo que mis esperanzas
carecían de sustento.
Tus ilusiones son vanas”.

Una tercera apoyó:
“No seamos tan fantasmas;
no veo un porvenir claro”.
Y otra semilla, la cuarta,
dijo: “Pero qué ridículo
sería nuestro mañana,
sin promesa de mejora”
La quinta semilla, sabia,
preguntó: “¿De qué nos sirve
disputar cerca del alba
lo que seremos después,
si quedamos agotadas?”
Y una sexta apostilló:
“Me hago una idea clara
de cómo será el futuro,
pero no tengo palabras”

Hablaron también la séptima,
octava, novena y hasta
la décima... y muchas más.
No entendí lo que opinaban.
Y pensándolo mejor,
decidí darme de baja
e irme a un membrillo, donde
las semillas son escasas
y están todas muy unidas,
pero tienen pocas charlas.

Antonio Pinedo ©
25-11-08


* Este poema está basado en un texto con el mismo nombre del poeta y filósofo libanés Gibran Khalil Gibran

domingo, 1 de noviembre de 2009

El Rey Sabio



EL REY SABIO*

Era un rey poderoso, mas también erudito.
Sus gentiles vasallos le temían y amaban.
En su reino, de un pozo cristalino gozaban
a pesar de que era de carácter bendito.

Una noche una bruja lo trocó en maldito,
al verter unas gotas, que por sí apestaban,
y majaras volvían a los que las tomaban.
Unas horas más tarde cesó su trabajito.

La mañana siguiente, de sus aguas bebieron
todos, mas no el monarca ni tampoco su clero;
y cumpliendo el hechizo, la demencia sufrieron.

“¡Nuestro jeque está loco!”, dijo un grupo altanero;
y sin más, al alcázar, a tumbarlo corrieron.
Pero el rey que era sabio, levantó copa artero

y sorbió el brebaje con temor verdadero…
“El rey ha recobrado la razón” ¡Viva el rey!
se alegró el poblado, y se unció a su ley.

Antonio Pinedo ©
29-10-08



* Este poema está basado en un texto con el mismo nombre del poeta y filósofo libanés Gibran Khalil Gibran

viernes, 16 de octubre de 2009

Canto al Poeta




CANTO AL POETA

Es un árbol regado por afluentes
de belleza y caudal inigualables,
que produce unos frutos deseables
para el cuerpo o espíritu dolientes.

Es la pluma y el canto formidables
con los cuales un pájaro nos llama.
Nos calienta y alumbra como flama
en las noches oscuras e insondables.

Es un ángel del cielo que proclama
incansable, los santos evangelios,
y con flauta de muchos decibelios
nos recuerda que a todos Dios nos ama.
Es granjero que siembra nuestra grama
con simiente nacida de su ser;
para el alma, alimento menester.
En tormenta cerrada y pavorida
es un faro que orienta nuestra vida;
son sus letras, precioso amanecer.

Antonio Pinedo ©
21-11-08



lunes, 5 de octubre de 2009

Canto a la Lluvia




CANTO A LA LLUVIA

Eres cual finas cintas hechas plata
arrojadas por Dioses desde el cielo,
un regalo de suave terciopelo,
a la inmensa llanura timorata.

De los montes tú eres dulce anhelo,
de las flores del campo, regocijo.
El vivir, cuando abundas, es prolijo,
mas si faltas los seres sufren duelo.

Cual madre que le canta alegre al hijo,
eres música suave en mi ventana,
pues me acunas de noche y de mañana
y me obligas que busque más cobijo.
Eres, al tiempo, gozo y crucifijo,
ya que el trueno proclama tu llegada
(cual guerreros luchando con espada)
y el fugaz arco iris, tu partida.
¡Esperanza magnífica de vida;
de la muerte provocas la risada!

Antonio Pinedo ©