viernes, 28 de agosto de 2009

Canto al Mar (II)


CANTO AL MAR (II)

A la Ría de Arousa llegas manso,
cual soldado abrumado por la guerra;
allí mezclas tus aguas con la tierra
para darle a la fauna un buen descanso.

Las almejas sembradas en parcelas
se alimentan y crecen con nutrientes,
que tus olas aportan muy pacientes
en perfectas hileras paralelas.

Las gaviotas anidan sobre roca
en mullidas alcobas verde claro;
son las algas que bañas con descaro
entre mimos y besos de tu boca.

Un paseo marítimo engalanas
con tus plácidas ondas y mareas,
salpicando de valvas concoideas
las arenas del val vilagarcianas.

Al final del paseo, ya a lo lejos,
donde asoma orgullosa Cortegada,
el crepúsculo fija su morada
y te pinta con múltiples reflejos.

Es allí, que los aires se enriquecen
con salitre y aromas marineros;
son el yodo y los platos taberneros
que al viajero aturdido se le ofrecen.

Por la noche los faros del paseo
te coronan con orla luminosa;
es la forma que tienen, animosa,
de decirte que estás en tu apogeo.

Caminar a tu vera es pasatiempo
de parejas cogidas por las manos;
atesoran amores meridianos
con visiones que evocan otro tiempo.

Antonio Pinedo ©
25-11-08

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